Anabelle es un ser que
calificaríamos como hombre, su fisonomía
y contextura encajan con la idea que tenemos sobre la masculinidad, pero hay
dos detalles que confunden nuestras mentes y las elevan hasta el clímax
mismo de la aberración y la perplejidad.
En primer lugar, su nombre
corresponde a un ejemplar femenino de la especie humana y es producto del
capricho irrefrenable de su ahora desaparecido progenitor. En segundo lugar, su
cabeza es un enorme prolapso retráctil que babea constantemente y del cual emergen
periódicamente palabras y frases complejas que podrían
contener verdades absolutas o simples metáforas destructivas.
Su peculiar morfología
no es gratuita, sobre todo si consideramos el hecho de que el mundo donde creció
no es precisamente un lugar feliz.
Basta decir que a las 6:00
de la mañana un enorme contenedor rodante de escombros
recorre las desoladas callejuelas de ciudad Remembranza capturando con enormes
flagelos a los niños mendigos que olvidaron ocultarse por tratar de
encontrar alguna placenta, un cordón umbilical o con suerte un
palpitante feto en los desechos del Gran Hospital y así
tener algo para llevarse a los labios y engañar a la monstruosa anemia
que lleva años letárgica pero latente.
En ciertas ocasiones el
extraño Anabelle se siente atraído
por las bellas danzarinas de tres cuellos que retozan ansiosas en los bordes
del Abismo Dentado en espera de que algún ciego pase junto a ellas y
lo puedan empujar hacia las húmedas profundidades donde luego de un tiempo de
alaridos y regurgitaciones, emergerán viscosos trozos de hueso
de los cuales ellas podrían lamer un poco. Anabelle permite que ellas laman
su protuberante cabeza y entrega diligente una generosa cantidad de fluidos que
las danzarinas liban con deleite.
Mientras tanto en sus
tiempos libres, discurre con el buen Zliub quien le narra sus horrendas
pesadillas que causan una deliciosa excitación en los atrofiados
genitales de Anabelle, él los frota con rudeza mientras de su prolápsica
cabeza manan litros de lúbricos fluidos que empapan al pobre Zliub
hundiéndolo más en su pequeña miseria.
Así
es el diario vivir en el decadente mundo de Anabelle Zaldumbide, el extraño
hombre prolapso…
No hay más capitulos?
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